Seguro que a todos nos suena el trastorno obsesivo compulsivo, conocido por las siglas TOC. Probablemente, hayamos etiquetado, sin conocimiento, a otra persona o a nosotros mismos con este trastorno por tener ciertas conductas. Según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV), el TOC es un trastorno perteneciente al grupo de trastornos de ansiedad. Es caracterizado por obsesiones y compulsiones como su nombre indica, pero… ¿Qué son?
- Las obsesiones, son ideas, pensamientos, imágenes o impulsos recurrentes y persistentes que no son experimentados como productivos voluntariamente, son pensamientos que invaden la conciencia y que son vividos como repugnantes o sin sentido. El enfermo realiza intentos para ignorarlos o suprimirlos, a veces sin conseguirlo. Es entonces cuando se ponen en marcha las conductas compulsivas encaminadas a reducir la ansiedad motivada por la obsesión. Algunos síntomas son:
- Temor a contaminarse
- Temor a causar daños a otros o a que le pase algo a los padres, familia…
- Ideas agresivas o de contenido sexual
- Escrupulosidad /religiosidad excesiva
- Pensamientos prohibidos
- Necesidad de simetría
- Necesidad de decir o confesar
- Por otro lado, las compulsiones son conductas repetitivas y aparentemente finalistas, que se realizan según determinadas reglas de forma estereotipada. Estas conductas son llevadas a cabo para reducir la ansiedad producida por las obsesiones, se hacen para producir o evitar algún acontecimiento o situación futura. La persona es consciente del problema, ve la falta de sentido a la acción y no se siente satisfecho al realizarla, pero sí disminuye la ansiedad. Algunos síntomas se reflejan en:
- Lavarse
- Repetir una acción hasta hacerla ‘bien’
- Asegurarse de haber cerrado la puerta, de haber cerrado el agua…
- Tocar
- Contar objetos o hasta un determinado número
- Ordenar
- Acumular (no poder tirar nada)
- Rezar
Las obsesiones y las compulsiones son una fuente significativa de malestar para el individuo o interfieren en el funcionamiento social, laboral y en su actividad diaria, ocupando gran parte del tiempo del individuo. Generalmente el afectado es consciente de la irracionalidad de su trastorno, y puede sentir culpa y vergüenza por ello, o tener «miedo de volverse loco». Cada ritual, o patrón de rituales, está ligado a una misma obsesión, y el enfermo «tiene» que realizar varios a lo largo del día, acarreando todo esto una gran pérdida de tiempo y malestar en su vida diaria.
Para que lo entendamos un poco mejor, comparto este vídeo de tan solo tres minutos, pero la ansiedad que siente esta persona se hace contagiosa.
Wow interesante video, y un poco agobiante, enhorabuena por otro genial articulo.
Un saludo.
Un curioso en la sombra.