Hoy, día 10 de septiembre, es el día en el que muchos niños comienzan la actividad escolar. Para muchos de ellos, es la primera vez, mientras que para otros, es el día en el que acaban sus vacaciones. Atrás queda el verano, y los chicos tienen que volver a adaptarse a todo el ritmo que conllevan las clases, actividades extraescolares, horarios,…
Nunca es fácil para un niño volver a la rutina, pero si además se trata de un niño que es la primera vez que va a la escuela debemos tener especial cuidado para que se produzca una apropiada adaptación. Los adultos estamos acostumbrados a cambiar de ambiente constantemente y, a veces, cometemos el error de pensar que es una tarea sencilla eso de adaptarte. No debemos olvidar que, a lo largo de nuestra vida, hemos tenido que pasar por muchas situaciones en las que adaptarse era un aspecto fundamental para poder continuar con nuestros desarrollo personal. Es quizá por eso, por nuestro bagaje, que eso de «la adaptación a la escuela» nos puede parecer poco relevante porque, nosotros los adultos, lo vivimos cada día. Sin embargo, no debemos olvidar que los niños (que actualmente comienzan el cole con solo 3 añitos) no cuentan con ese aprendizaje y por ello, estar con gente que no conoce, niños que nunca han visto, en un ambiente completamente nuevo para ellos y encima sin sus papas puede convertir esta situación en estresante y traumática para los niños.
Algunos consejos para una mejor adaptación
Como se ha dicho anteriormente, enfrentarse a una situación tan novedosa no es fácil para nuestros hijos y es por eso mismo por los que los papas deben mostrarse especialmente comprensivos y apoyarles. Lo más apropiado es que la adaptación se produzca de forma paulatina, poquito a poco. Este es un punto que ya muchos colegios tienen en cuenta e intentar llevarlo a cabo: el primer día los niños van con los padres un rato ( para conocer a los demás niños, jugar con ellos, etc), el segundo día solo van unas pocas horas, y así hasta que comiencen a ir en el horario establecido. Cada niño tiene un tiempo, es decir, no hay un tiempo delimitado para que se produzca la adaptación, pero sin duda alguna son este tipo de detalles los que facilitan dicha aclimatización.
A continuación, algunos puntos a tener en cuenta:
1. Objetos de apego. Es conveniente dejar al niño que lleve algún peluche o juguete para que se sienta más cómodo. Esto ya se tiene en cuenta en algunos colegios también, y se lleva a cabo, sobre todo para niños que acaban de empezar por primera vez.
2. Despedidas. Las despedidas entre papas y niños, deben ser rápida. Hay que tener en cuenta que para el niño es una situación desagradable, por lo que llorará, pataleará y hará lo que haga falta para evitar la situación. Por ello, lo más adecuado es llevarlo hasta la profe, despedirse ( un beso o lo que hagan habitualmente) e irse.
3. Motivación. Los papas tienen que mostrar interés sobre lo que hacen en la escuela, es adecuado preguntar al niños sobre lo que hacen, si » se lo ha pasado bien». Incentivar las cosas buenas y transmitir una mala sensación tanto a la entrada como a la salida. Mostrarles que es algo bueno, divertido, un lugar donde harán amiguitos…
4. Entrada y salida. Para que se produzca una buena adaptación, es conveniente que sea el padre o la madre la que se encargue de estas tareas. Esto generará una sensación de seguridad en el niño y hará que la adaptación sea más rápida.
5. Comunicación con profesores. Este punto es muy importante, ya que siempre que se considere necesario, debemos hablar con la profesora y mantener un contacto que nos permita ver la evolución del niño a lo largo tanto del proceso de adaptación como del curso escolar. Los padres no deben tener miedo a preguntar cualquier duda que tengan sobre el material, comportamiento de su hijo, etc.
Por último, comenzar el día de manera relajada con tiempo para desayunar tranquilamente, vestirse, preparar las cosas ayuda a que el niño no comience el día con una sensación de estrés. Por ello, es aconsejable despertarlos con tiempo de sobra para poder realizar todas esas cosas sin necesidad de agobiar al niño. Todo esto facilita y fomenta una correcta adaptación