En España, 1 de cada 4 personas fuma, y aunque muchos conocen sus riesgos, no basta para que dejen esta adicción. La OMS ya informó de que un tercio de la población mundial adulta fuma y que el fumar es una de las causas de muerte que está incrementando en países desarrollados. Aunque a nivel global, el número de fumadores a descendido de un 26,4% al 24%, sigue habiendo un gran número de personas que cada día comienzan con este hábito tan poco saludable.
¿Qué es el tabaco?
La hoja de tabaco se compone de agua y materia seca, siendo este último componente donde se encuentran los elementos más tóxicos: nicotina, monóxido de carbono y alquitranes. La nicotina es una sustancia tóxica y de esta forma , ejerce efectos psicoactivos sobre el organismo: incrementa la tasa cardíaca, el azúcar en sangre, y el arousal cortical. Por su parte, el monóxido de carbono es un gas que aparece como consecuencia de la combustión del papel del cigarro y el tabaco. Este, a su vez, se combina con la hemoglobina de la sangre, teniendo como consecuencia la asfixia de los tejidos.
Los alquitranes del tabaco son los que contienen carciógenos y cocarciógenes, componentes del humo del tabaco relacionados con la aparición de diversos cánceres asociados a esta adicción.
Aunque a menudo nos referimos a fumar como un hábito ( muy poco sano), sería más correcto hablar de adicción ya que la nicotina actúa en nuestro cerebro como cualquier otra droga. Como pasa en otros casos, en nuestro cerebro podemos encontrar receptores nicotínicos en abundancia en la vía del placer ( estrechamente ligadas a adicciones). Al fumar, el número de receptores se incrementa, así como aumenta la liberación de acetilcolina y dopamina. Es por esto que la conducta de las personas que fuman regularmente sea similar a la de los consumidores de drogas.
Las enfermedades derivadas del hábito de fumar son: Cáncer de pulmón, bronquitis crónica, cardipatías isquémicas y enfisema.
En muchas ocasiones, la adicción es tan grande que algunas personas siguen fumando incluso habiendo sufrido enfermedades graves como consecuencia. Varios estudios describen como las personas consumen tabaco o no lo hacen, pero difícilmente se puede «controlar» dicho consumo fumando «cuando se quiera».
Tabaco y síndrome de abstinencia
Es bien sabido que existe un síntoma de abstinencia para la nicotina. Sus síntomas aparecen cuando reducimos la «dosis» a la mitad, es decir, solo con fumar la mitad al día ya saldrían a la luz algunos de estos síntomas y alcanzarían su mayor efecto a los 2 o 3 días de reducir la cantidad o dejar de fumar. La duración media de este síndrome está en 3 o 4 semanas.
Aunque al dejar de fumar, es muy común padecer algún síntoma debido a la abstinencia, no se da siempre ya que un 25% de los fumadores que lo dejan no sufren ningún tipo de síntomas.
Los síntomas más constantes son: ansiedad, irritabilidad, dificultad de concentración, cefalea, cansancio, depresión, apatía, estreñimiento, aumento del peso, insomnio y somnolencia y, por supuesto, fuerte deseo de fumar.
Dejar de fumar no es tarea fácil, ya que los fumadores «necesitan» nicotina para no sufrir las consecuencias del síndrome de abstinencia. Es por eso que, desde Mentis et Cor, animamos a todo aquel a que consulte con profesionales de la salud que le guíen es este proceso.