15 de Mayo, Día Internacional de la Familia.
Al contrario que muchos animales, los humanos cuando nacemos somos seres completamente indefensos, necesitamos que otras personas satisfagan nuestras necesidades como alimentarnos, movernos, limpiarnos, etc. De ahí surge un vínculo afectivo con aquellas personas que nos ayudan a sobrevivir, como suelen ser nuestros padres y seres más cercanos, llamado apego.
Los bebés se sienten atraídos por las caras conocidas, el contacto físico, por lo que hacen por ellos y por las voces cercanas, especialmente por su expresión y entonación a la hora de hablarles. De igual modo, los adultos se sienten atraídos por los rasgos y el llanto de un bebé que, al escucharlo les hacen actuar sobre ello. Con esta interacción recíproca se va desarrollando el apego.
En la primera infancia, los niños tienen claro sus figuras de apego (madre, padre…) y a su vez se sienten rechazo hacia otras personas desconocidas. La relación del niño con sus padres se va fortaleciendo y transformando hasta que las conductas de apego y muestras de afecto van cambiando.
A lo largo de nuestra vida, conocemos personas, hacemos amigos, encontramos pareja, tenemos hijos y nuestra forma de apego va cambiando. Pero nuestras muestras de afecto en la edad adulta estarán influidas por nuestro apego recibido en la niñez.
Por ello, la familia es tan importante en nuestras vidas, ya que a través de nuestros padres, hermanos, abuelos… aprendemos a relacionarnos con otras personas, a dar afecto y recibirlo con normalidad.
En los últimos años, el rol de cada miembro de la familia ha cambiado debido a la crisis, la evolución de la sociedad y a la lucha por la igualdad en los derechos de hombres y mujeres. Con el paso del tiempo, lo que antes eran roles perfectamente definidos, han ido evolucionando para adaptarse a los cambios de la sociedad actual.
Hoy en día podemos ver padres que se encargan del cuidado de los niños y las tareas de la casa, mientras las madres salen a trabajar, o niños criados por sus abuelos porque sus padres trabajan. También nos encontramos todo tipo de familias, niños con dos padres o dos madres fruto de una pareja homosexual o familias monoparentales, madres solteras o padres que se divorcian y familias con niños de distintas nacionalidades.
Hace no mucho tiempo, estas estructuras familiares eran impensables y nuestra sociedad no las aceptaba. Actualmente, se han superado algunos pensamientos sesgados al respecto de, por ejemplo, parejas del mismo sexo teniendo hijo, aunque aún queda mucho por progresar.
La familia es lo importante, no importa las personas que la compongan, sino los valores y la educación que nos aporten, ya que a partir de ahí nosotros evolucionaremos como personas, estrecharemos lazos con gente similares a nosotros (y por ende, a nuestra familia) y podremos crecer de manera sana.